Y, para terminar, mi cuarta entrada del día va a ser un chistecito gramatical. Es malillo (como todos los de su linaje), pero tiene su gracia... Y ya os dejo con él por hoy, que me estoy coronando, como Rajoy y los suyos.
Están los cabos de la Academia Militar de Zaragoza haciendo las pruebas de instrucción básica a los soldados novatos, y una de esas pruebas consiste en arrastrarse por el barro bajo una alambrada. Uno de los soldados, que estaba gordito, se envalentonó y dijo:
- Oiga, Señor Cabo, yo siento decírselo, pero es que yo, por ahí, no cabo.
- Que no se dice "cabo", se dice "quepo"...
- ¡A sus órdenes, Señor Quepo, pero que yo, por ahí, es que NO CABO!
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