Sin duda, nuestra lengua cuenta con un riquísimo y variado repertorio de frases hechas y dichos proverbiales. Constantemente escuchamos y utilizamos- no sólo al hablar, sino también en el lenguaje escrito- expresiones tan aparentemente inexplicables como “morder el polvo”, “en un santiamén”, “mear fuera del tiesto”, “tirar la casa por la ventana”, etc.. Entendemos perfectamente lo que significan pero pocas veces hemos reparado en su origen. Por ejemplo, las siguientes:
1. Mear fuera del tiesto.
En la mayoría de las regiones españolas, un tiesto es un vaso de barro cocido que sirve para criar plantas. Pero en Castilla también equivale a orinal. Así pues, mearse fuera del tiesto significa orinarse fuera del orinal y, en sentido figurado, salirse de la discusión, y hacer o decir un despropósito.
2. ¡Vete a la porra!
El modismo tiene su origen en el enorme bastón o porra que llevaba el tambor mayor de los antiguos regimientos. Aún hoy es posible verla en los desfiles militares en los que participa una banda de música. Antes, cuando ésta no desfilaba, la porra se dejaba a la puerta de las dependencias principales, que estaban cercanas a la prevención, el lugar donde los soldados pasaban el arresto por causas leves. El oficial ordenaba al castigado lo siguiente: “¡Vaya usarced a la porra, seor soldado!”. La expresión era del todo correcta y usual, pero en la actualidad se emplea para echar de forma despectiva a alguien de nuestra compañía.
3. Morder el polvo.
Los caballeros de la Edad Media, cuando se sentían mortalmente heridos, tomaban un puñado de tierra y lo mordían, como beso postrero de respeto y despedida a la madre Tierra, que los había sustentado y que ahora iba a recibirles en su seno. Este ritual dio lugar a la expresión morder el polvo, que equivale a humillarse, a darse por vencido.
4. En un santiamén.
Equivale a decir en un instante. La expresión nace de la fusión de las dos últimas palabras latinas que se dicen al santiguarse: In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. Amen.
5. ¿Quién te ha dado vela en este entierro?
Se trata de una locución con que se censura que una persona se meta en asuntos que no le importan, o tome partido en una conversación a que no ha sido llamada. Proviene de la costumbre de repartir velas la familia del difunto a los amigos de éste que acudían al entierro. La vela se llevaba encendida en la mano como símbolo de la vida eterna.
6. Tirar la casa por la ventana.
Tan contundente expresión nace de la costumbre que existía en el siglo pasado de tirar literalmente por la ventana los enseres del hogar cuando a alguien le tocaba la Lotería Nacional. Ésta nació en España bajo el reinado de Carlos III, quien la instauró por Orden de 30 de septiembre de 1763. Las primeras oficinas abrieron sus puertas al público en una casa de la plazuela de san Idelfonso, en Madrid. La estructura actual en décimos y sorteos periódicos fue instaurada en 1812 por las Cortes de Cádiz.
7. Me lo dijo un pajarito.
Las aves siempre han tenido fama de ser portadoras de malas o buenas noticias. Tanto en la Biblia como en la literatura clásica abundan alusiones que así lo certifican. Es más, el arte de predecir el futuro por el vuelo y el canto de las aves por partes de los chamanes es la muestra antiquísima de una conexión espiritual entre los pájaros y el hombre. Otro ejemplo más próximo a nosotros está representado por las palomas mensajeras, que tan valiosos servicios han prestado en las tareas de información. Todo ello explica la antigüedad de la frase me lo dijo un pajarito, que es utilizada para encubrir jocosamente el conocimiento de una noticia llegada por vía confidencial.
8. Los mismos perros con distinto collar.
El padre de este dicho no es otro que el rey Fernando VII, según el escritor italiano Carlos Dembowski. Instiuda por la revolución liberal de 1820, la milicia de Madrid fue disuelta después de la entrada del ejército francés llamado de los Cien Mil Hijos de San Luis, dirigido por el duque de Angulema. Los milicianos fueron sustituidos por los guerrilleros realistas. Cuando éstos se presentaron por vez primera, formando ante palacio, Fernano VII se quedó totalmente anonadado al ver que las caras de aquellos nuevos soldados realistas eran las mismas de los milicianos liberales que acababa de licenciar. El monarca se volvió hacia el gentilhombre de guardia y le comentó socarronamente: “Pues hombre; son los mismos perros con otros collares”.
Desde entonces esta locución real se emplea para expresar el desencanto causado por alguna situación en la que, bajo apariencia de renovación, se mantienen vicios y defectos que se trataba de eliminar.
9. No es moco de pavo.
El dicho tiene origen en la jerga de germanias, es decir, el habla española propia del hampa de los siglos XVI y XVII. En esta jerga, los rufianes y ladrones llamaban moco al trozo de cadena que quedaba después de robar el reloj de bolsillo de la víctima, que era conocido como pavo. Así, cuando éste iba a sacar su reloj para ver la hora, se encontraba entre sus dedos aquella especie de moquillo, bailando fláccido en el interior del bolsillo. La frase no ser moco de pavo se usa hoy para dar a entender a alguien que el valor y estimación de una cosa es más importante que lo que él considera.
10. De pascuas a Ramos.
La expresión alude a la festividad de la Pascua de Resurrección, también conocida como Pascua floida, que tiene lugar una semana después del Domingo de Ramos. Por tanto, entre ambas festividades media un lapso de un año menos una semana. Es por ello por lo que se decide de pascuas a Ramos cuando un suceso acontece muy de vez en cuando. Por similares razones se dice el modismo de higos a brevas, ya que es sabido que la higuera da primero brevas y, acabadas éstas, después de un largo tiempo, los higos.
DIOS no cumple antojos ni endereza jorobados
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