De qué adolece adolecer
En sintonía con la definición del DRAE, el verbo adolecer -que rige siempre la preposición de- significa hoy 'padecer alguien una enfermedad, en particular una habitual o crónica' (Su marido adolecía de asma) y, sobre todo, 'tener o padecer alguien o algo algún defecto, vicio o imperfección' (Su jefe adolece de autoritarismo, El programa adolece de imprecisión). Ambos valores se explican fácilmente si tenemos en cuenta su etimología: se trata de un derivado incoativo de doler. El dolor es síntoma de enfermedad; así que quien lo padece habitualmente se encuentra enfermo: de ahí la primera acepción.
Pero quiero centrarme en la segunda -muchísimo más usada que la primera- porque suele interpretarse mal con excesiva frecuencia. Los defectos, vicios e imperfecciones bien pueden considerarse "enfermedades" en sentido figurado; en tal razonamiento se basa la evolución semántica de adolecer hasta adquirir ese segundo valor, para cuya expresión, por cierto, acostumbramos a recurrir también a otras fórmulas igualmente figuradas como -piense, verbigracia, en el ejemplo anterior El programa adolece de imprecisión- "ahí le duele" (obsérvese el doler originario), "de eso peca", "de ese pie cojea", tal es su "punto flaco" o su "talón de Aquiles"; con todas ellas queremos transmitir que 'ése es su defecto'.
Dado que un defecto suele consistir en la falta o carencia de una cualidad (tal es su significado etimológico y así lo seguimos empleando oponiéndolo a exceso), muy a menudo usamos adolecer acompañado del sustantivo falta (El proyecto adolece de falta de concreción, La asociación adolece de falta de recursos...). Y, como "dos que duermen en un mismo colchón / se vuelven de la misma condición", falta"contamina" de 'carencia' a adolecer hasta hacer pensar -erróneamente- a muchos hispanohablantes que este verbo significa 'carecer, tener falta o necesidad' y que, en consecuencia, el sustantivo falta resulta ahí redundante (*El proyecto adolece de concreción, *La asociación adolece de recursos...). Cuando alguien, pues, pretende vituperar a una persona diciendo de ella, por ejemplo, que *adolece de generosidad, o elogiarla con un *adolece de tacañería, en realidad está expresando justo lo contrario; en los dos casos le achaca un defecto: en el primero, la tilda de generosa hasta el despilfarro; en el segundo, de tacaña.
Para detectar la anomalía del uso del verbo adolecer como 'carecer', le sugiero que lo identifique con pecar, ya que, en el sentido de 'tener algún fallo', se emplea como sinónimo suyo. Si en los cuatro ejemplos con asterisco del párrafo anterior "adolece" lo sustituimos por peca,comprobaremos que, efectivamente, en ellos se expresaba lo contrario de lo que se pretendía. Como tantos otros, los cuatro adolecen de la confusión comentada.
canales.larioja.com/romanpaladino/f16.htm
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