viernes, 25 de enero de 2013

Psicología en la niñez (SAMUEL GARCÍA LORENTE)


Dado que en este blog, todos somos, pues hemos decidido descubrir el mundo que nos rodea y del que formamos parte involuntariamente a través del instrumento que nuestra especie a desarrollado con mayor sensatez, el lenguaje, en todos sus repectivos cánones lingüísticos; somos, repito, estudiantes de, como solemos decir, "letras". Éste, como hemos estudiado en "Lingüística (con la que todos cargamos), no es nada más que una adaptación a la sociedad que compartimos, como su significado nos dice, sino también y anteriormente afectuada capacidad innata de carga genética que nos ha aportado la evolución. Ahora, no me voy a meter en temas de análisis y síntesis de lengua, habla, norma, código...ya que estamos todos bastante familiarizados con ello, pero ¿y si lo enfocamos ahora, en su justa medida, con el desarrollo de la lengua en la niñez?; divagando un poquito para para dar una explicación, la adquisición del lenguaje no es un fenómeno aislado, es simultaneo a otros progresos del niño y toma forma en conductas de comunicación, por lo que hay que tener en cuenta las funciones nerviosas superiores, la interacción con el entorno, los factores sociales y culturales, los afectivos y emocionales, y por supuesto, el pensamiento. Desde pequeños percibimos un modelo sonoro e intentamos imitarlo y así reproducirlo mediante sonidos, palabras, expresiones... hasta conseguir un correcto dominio de él. Pues la riqueza del lenguaje infantil dependerá del lenguaje del medio familiar. La comunicación verbal suele significarse afectivamente, desde la niñez, donde la afectividad dependerá, en gran medida, a la posterior adquisición del lenguaje. No hay verdadero lenguaje sino se desea la comunicación con el otro. El desarrollo de aquél se verá muy afectado si no existe aprecio y cobijo, esencial en la infancia, o si sólo existe éste de forma patológica. Todo esto ya no lo están bombardeando constantemente a través de las asignaturas comunes  y propias que tenemos, sólo es otra forma de "verlo".

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